Un informe apunta a la especulación financiera como causa de crisis alimentaria |
Periódico Digital PIEB • 27-02-2013 La
crisis alimentaria puede ser afectada por eventos climáticos que
arruinen las cosechas, o por cuestiones técnicas (plagas, aumento de
población), pero las causas son principalmente políticas, dice un
informe de VSF Justicia Alimentaria Global, que apunta a la especulación
financiera, que incluye la compra anticipada de cultivos, como el
elemento central.
“La alimentación no puede estar sujeta a los mercados financieros
bajo ningún concepto ya que esto contribuye a engrosar de manera
exponencial el número de personas que no tienen acceso a alimentos”,
dice la introducción de “Con la comida no se juega – Un informe sobre la
responsabilidad de la especulación alimentaria en el hambre y la
pobreza”, documento de VSF Justicia Alimentaria Global.
El estudio hace un repaso por las últimas crisis alimentarias (2007/2008-2011) cuando los precios de los alimentos básicos aumentaron hasta alcanzar los máximos históricos. Las causas de la crisis fueron atribuidas, por la FAO, a los especuladores internacionales por provocar una “norme burbuja en el mercado mundial de alimentos”, aunque los gobiernos atribuyeron las subidas de precios a factores meteorológicos.
El informe plantea que no existen causas técnicas o climáticas de esta crisis únicamente, sino hechos “profundamente políticos” que la explican: los modelos agroindustriales de producción que rigen el sistema alimentario; y la desmaterialización del mercado alimentario.
Los modelos agroindustriales vigentes derivan en una “degradación alarmante de los suelos agrícolas, la destrucción de ecosistemas, la privatización (y encarecimiento de las semillas) o los animales de producción”, lo que a su vez se ve afectado por un modelo productivo con base en la extracción petrolera y vinculada a su precio. La desmaterialización del mercado alimentario tiene que ver con la especulación de los alimentos.
Más allá del simple juego de la oferta y demanda, los cultivos se compran anticipadamente calculando obtener una ganancia mayor a futuro y las oscilaciones de los precios se dan en márgenes temporales demasiado estrechos. Aquí un caso: “Los precios del trigo, por ejemplo, aumentaron en un 46% entre el 10 de enero y el 26 de febrero de 2008, volvieron prácticamente a sus valores anteriores para el 19 de mayo, aumentaron de nuevo en un 21% hasta principios de junio y comenzaron a bajar otra vez a partir de agosto”.
El panorama es importante si se considera que en 2008 cerca de 40 millones de personas fueron empujadas al hambre en todo el mundo, si se considera que una de cada tres personas utilizan más del 50% de sus ingresos para comprar comida, mientras que en países pobres y sectores pobres un 60% a 80% se destina a ese fin.
El informe plantea que con más transparencia, con la eliminación de los paraísos fiscales, con limitaciones a actividades especulativas en los alimentos, con eliminar las herramientas financieras para especular masivamente con alimentos, y con excluir a los agentes especulativos de los mercados financieros de alimentos se podría regular esta crisis alimentaria.
El estudio hace un repaso por las últimas crisis alimentarias (2007/2008-2011) cuando los precios de los alimentos básicos aumentaron hasta alcanzar los máximos históricos. Las causas de la crisis fueron atribuidas, por la FAO, a los especuladores internacionales por provocar una “norme burbuja en el mercado mundial de alimentos”, aunque los gobiernos atribuyeron las subidas de precios a factores meteorológicos.
El informe plantea que no existen causas técnicas o climáticas de esta crisis únicamente, sino hechos “profundamente políticos” que la explican: los modelos agroindustriales de producción que rigen el sistema alimentario; y la desmaterialización del mercado alimentario.
Los modelos agroindustriales vigentes derivan en una “degradación alarmante de los suelos agrícolas, la destrucción de ecosistemas, la privatización (y encarecimiento de las semillas) o los animales de producción”, lo que a su vez se ve afectado por un modelo productivo con base en la extracción petrolera y vinculada a su precio. La desmaterialización del mercado alimentario tiene que ver con la especulación de los alimentos.
Más allá del simple juego de la oferta y demanda, los cultivos se compran anticipadamente calculando obtener una ganancia mayor a futuro y las oscilaciones de los precios se dan en márgenes temporales demasiado estrechos. Aquí un caso: “Los precios del trigo, por ejemplo, aumentaron en un 46% entre el 10 de enero y el 26 de febrero de 2008, volvieron prácticamente a sus valores anteriores para el 19 de mayo, aumentaron de nuevo en un 21% hasta principios de junio y comenzaron a bajar otra vez a partir de agosto”.
El panorama es importante si se considera que en 2008 cerca de 40 millones de personas fueron empujadas al hambre en todo el mundo, si se considera que una de cada tres personas utilizan más del 50% de sus ingresos para comprar comida, mientras que en países pobres y sectores pobres un 60% a 80% se destina a ese fin.
El informe plantea que con más transparencia, con la eliminación de los paraísos fiscales, con limitaciones a actividades especulativas en los alimentos, con eliminar las herramientas financieras para especular masivamente con alimentos, y con excluir a los agentes especulativos de los mercados financieros de alimentos se podría regular esta crisis alimentaria.
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