Editorial
El polémico puente sobre el lago Titicaca
- 29/03/2013
- Este largo feriado por Semana Santa debe ser el más amargo en muchos años para miles de personas que, en estas fechas, confluyen en la ciudad de Copacabana para revivir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; allí se encuentra el famoso santuario de la Virgen del mismo nombre, también conocida como la Virgen Morena.
Dichas fiestas son esperadas por transportistas, comerciantes, empresarios hoteleros, gastronómicos y especialmente por miles de fieles que acuden al centro religioso y que generan un significativo movimiento económico. Todo ello, este año, ha quedado reducido al mínimo debido al radical bloqueo de caminos dispuesto por los comunarios de la provincia Manco Kápac, que han elegido esta fecha clave del año para exigir la construcción de tres puentes en el lago Titicaca.
Este proyecto, que abriría una ruta diferente al santuario, fue planeado el año 2010. El primer puente tendría una longitud de 3.000 metros y uniría Kehuaya (provincia Los Andes) y la isla Suriqui; luego, desde esa isla, el segundo puente, de 2.895 metros de largo, llegaría a la isla Taquiri; finalmente, el tercer puente uniría esa isla con Santiago de Oje, con una extensión de 1.047 metros.
El gobernador de La Paz, César Cocarico, ha señalado que no cuenta con el presupuesto para los tres puentes demandados por los comunarios de Manco Kápac. Incluso calificó esa idea como “irracional”. Sin embargo, tampoco ha hecho mucho por intentar una solución oportuna al problema. La ausencia de toda capacidad de negociación de Cocarico ha impedido un arreglo.
Curiosamente, el proyecto presentado no incluye construir un puente sobre el estrecho de Tiquina, lugar que concentra la mayor cantidad de pasajeros que hoy usan balsas para pasar. Si hay que construir uno, debería ser sobre ese estrecho, que uniría más fácilmente a Copacabana con el resto del departamento. En el estrecho de Tiquina trabajan varios cientos de personas, especialmente lancheros, que transportan personas y vehículos en sus viejas y peligrosas embarcaciones. Y lo hacen desde hace muchos años. Si se construyera el necesario puente, no debería dejarse a los balseros sin actividad ni ingresos.
Podrían beneficiarse, por ejemplo, de un monto determinado del peaje que eventualmente podría cobrarse por el uso del puente. Habría que estudiar los montos y el tiempo de beneficio, mientras se generan otras oportunidades para estos balseros.
Por otra parte, la construcción de los puentes trillizos que hoy se pretende -si se llevara adelante- dejaría virtualmente muerto al estrecho de Tiquina y ése es otro ángulo que no debe dejar de considerarse.
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